Estimados todos:
En junio del 2005 el Diario La República me publicó la nota que les adjunto, en donde cuestionaba los efectos de las inversiones en infraestructura en los procesos de desarrollo en mi región.
Creo que el planteo sigue vigente. Esa visión arcaica de apostar a las inversiones en infraestructura (lo que está debajo de la estructura) como para que “derrame” desarrollo, se encuentra cuestionada en todos los territorios en donde se la ha aplicado.
Tal es así que como para resaltarla se ejemplifica con las obras de infraestructura del New Deal de Franklin D. Roosevelt en Estados Unidos (https://es.wikipedia.org/wiki/New_Deal) , pero nada se dice que ese Plan implicó profundas reformas ESTRUCTURALES en la leyes de transformación de los bancos, de lucha contra los monopolios, etc., que le dieron a la economía norteamericana un alto nivel de competitividad que se verifica hasta el presente.
De esto último, en estas latitudes no se habla. El Plan Belgrano, una nueva aspirina ??????
Con el deseo de que este aporte les sirva para algo…, los saludo cordialmente
Cacho
Carlos Gallino Yanzi Arquitecto,
consultor del Banco Mundial
Ante las abundantes opiniones que le asignan a las inversiones en obras públicas de infraestructura las posibilidades del desarrollo de nuestra provincia de Corrientes y las de la región que nos contiene, resulta necesario reflexionar sobre los limitados alcances de la proposición con el objeto de refutarlas, proponiendo el necesario debate democrático sobre el particular.
Coincido si, en que la obra pública reactiva el empleo por las externalidades de su demanda (Keynes), pero su efecto es limitado o nulo a mediano y largo plazo, en un contexto de marginalidad socioeconómica como el nuestro.
Es como darle un analgésico a un enfermo terminal. Lo aliviará momentáneamente, pero no podrá evitarle la muerte.
A modo de ejemplo y con el propósito de demostrar la calidad de “mito” de la propuesta “constructivista”, piénsese en los efectos “beneficiosos” de solamente dos grandes obras públicas de importancia regional y nacional ubicadas precisamente en nuestro territorio: el puente internacional Paso de los Libres-Uruguayana y la represa hidroeléctrica de Yacyretá.
Sobre la primera podemos apreciar, a más de sesenta años de su habilitación, que a pesar de ser el vínculo más importante de nuestro país con el Brasil y porqué no decirlo la “puerta” del Mercosur y la segunda aduana de la Argentina, la ciudad de Paso de los Libres, su subregión y nuestra provincia no presenta ningún signo de desarrollo que pueda atribuirsele a ésta circunstancias y por supuesto a ninguna otra.
Es más, la misma ciudad y su área de influencia presenta signos notorios de no tener capacidad de “contener” el crecimiento vegetativo de su propia población (ver los censos nacionales), mostrando además, una morfología evidente de decadencia material.
Sin embrago, Uruguayana ha experimentado un crecimiento exponencial en su desarrollo demográfico y económico, ya que la obra ha potenciado una estrategia de desarrollo estructural del sur del Brasil. Sobre este aspecto existe una abundante información que podría aportarse de ser necesario.
Respecto de Yacyretá, obra emblemática si las hay, valdría la pena preguntarnos, ¿qué cantidad de industrias electro intensivas de importancia se han instalado en nuestra provincia o en la región desde su habilitación? Prácticamente ninguna.
¿Cuál fue el impacto económico generado por su propia realización? Hemos aportado mayormente a la obra: los áridos (arena y piedra), mano de obra sin calificación (hasta en este aspecto reducida por la incorporación de mano de obra barata boliviana), ladrillos comunes (poquísimos ya que los emprendimientos habitacionales se construyeron con ladrillos cerámicos huecos de producción extra regional) y algún que otro servicio profesional o comercial local.
En consecuencia, prácticamente nada. Los que sí ganaron, a no dudarlo, fueron los proveedores de cemento, de acero, de cerámica, del resto de los componentes constructivos, de tecnología, de mano de obra calificada, etc., etc… y los grandes consumidores del producto eléctrico, todos radicados en las áreas centrales del país.
A esta altura de los acontecimientos podemos expresar el sentimiento y la certeza de que Yacyretá, en la que se depositaban por generaciones todas las esperanzas de “generar” el tan anhelado desarrollo provincial y regional, está pasando por nuestra realidad “sin pena y sin gloria”.
Ni Ituzaingó contaba hasta hace poco con energía eléctrica de la represa. ¿Ahora la tiene? Todo un símbolo. Menos que menos, hablar de tarifas que posibiliten promocionar actividades económicas competitivas.
A esta altura del planteo, deseo expresar que me adhiero a los que piensan que la problemática del desarrollo básicamente está en función de cómo se resuelven los factores que lo expresan: el stock de capital, el empleo de los recursos naturales, la situación de la población activa, del nivel tecnológico y del medio socio cultural . Por lo tanto y en consecuencia, la carencia o insuficiencia de cada uno de éstos provoca, en esta visión, el subdesarrollo económico y social.
A continuación, intentaré exponerlo en una forma sintética, tratando de bosquejar cuáles son los factores del subdesarrollo, partiendo de la antípoda, esto es de los factores del desarrollo:
Falta de stock de capital: el problema de la formación del capital desde el punto de vista del desarrollo; la incapacidad para captar inversiones externas.
Recursos naturales inexplorados: aprovechamiento irracional; explotación sin visión integradora. Falta de educación de la población activa; bajo nivel de productividad; deficiente nivel de investigación e invención; bajo nivel de innovación tecnológica.
Medio sociocultural inadecuado; una sociedad tradicional estratificada; falta de movilidad social; clientelismo político; estructuras políticas endebles; administración pública deficiente, inoperante y corrupta.
En consecuencia, las dificultades del desarrollo son problemas estructurales y no de infraestructura como simplificadamente se nos quiere hacer creer, con algunas propuestas facilistas desde algún sector de interés corporativo.
En superar los factores del subdesarrollo expuestos anteriormente, estoy convencido, como muchos y hasta que racionalmente se demuestre lo contrario, estriban todas nuestras posibilidades de encontrar una estrategia de desarrollo eficaz y exitosa para nuestra provincia y la región.
Debatir sobre cada uno de ellos y encontrar las políticas adecuadas acordadas democráticamente con este propósito, sería todo un emprendimiento de una trascendencia muchísimo más importante, virtuosa y decisiva en términos de desarrollo socioeconómico de nuestros comprovincianos, que promover la realización de tal o cual obra pública para lucimiento de algún contratista y el desarrollo sí, de las áreas centrales de acumulación del país, sin la posibilidad de asegurar un impacto positivo en nuestra devaluada realidad.